Jerga en El Salvador
Los lingüistas o quienes se encargan de estudiar y actualizar las reglas (fonética, gramática, semántica, sintaxis, etc.) de la lengua hablada y escrita, coinciden, unos con mayor fanatismo otros más ecuánimes, en que el lenguaje cumple una función mágica. Hay quienes también adjudican el acto comunicativo a una especie de don, virtud o regalo divino, y otros mucho más convincentes se lo atribuyen a la evolución de la especie humana que, a diferencia de otras especies animales, posee dos funciones cognitivas básicas: “una capacidad semiótica (relacionamiento de palabras con un mismo contenido) y una computacional altamente desarrollada (relacionamiento de elementos como leer, comprender y escribir o amarrarse los zapatos)”, como bien lo apunta la lingüista española Mamen Horno. La necesidad de explicarlo o al menos acercarse a su entendimiento, arroja elementos para comprender el futuro de la comunicación, más aún cuando artefactos o aparatos sintetizan y suprimen acciones u oficios que en otro momento efectuaba una persona a través de sus propios sentidos. Este debate es inevitable y debería ir direccionado en buscar certezas más que verdades absolutas, para no caer en la negación de que la lengua, como forma, manifestación y expresión de la cultura, no se renueva, ni reinventa o transforma con su uso.
La jerga como la acción de la cultura popular de hacer evolucionar una lengua y construir nuevos universos de sentido, ha sido por muchos años ensombrecida y negada. Dependiendo del lugar y de quienes la emplean, es objeto de estudio o simplemente es satanizada. En el caso del idioma español (castellano) pareciera recaer una desgracia, una clase de colonialismo que advierte y señala qué es y no aceptado dentro de los códigos comunicativos. Sin embargo, se ha demostrado, más por la práctica y el intercambio cotidiano del acto comunicativo que por los estudiosos de la etimología, la imposibilidad de dictaminar en clave de qué hablar, pues una “real academia” jamás podrá prohibir a un grupo de personas de algún paraje recóndito del planeta el uso de una palabra o la producción de un sonido.
En El Salvador, mediando los años 50’s del siglo XIX, un militar, el general Francisco Malespín, comienza a difundir una especie de código comunicativo conocido con su apellido. Aunque su difusión no tuvo mayores repercusiones más allá de las campañas militares, aún se conservan algunas palabras y sonidos como parte de la jerga de varios países centroamericanos. Al igual que con México, este país es heredero de una rica tradición indígena que les legó el náhuatl como lengua autóctona y del cual se desprenden otros grupos de pequeños dialectos presentes hasta ahora en el lenguaje cotidiano. Como ha sucedido con el argot en otros lugares, el salvadoreño señala y denigra de la expresión vernácula de su lengua, entre otras razones, porque las pandillas que son responsables de una parte de la alta conflictividad social han entendido que la “lengua que sí se habla”, su espacio, su producción de significado, es también un campo de batalla y en la mayoría de los casos la vida se pierde por no comprender el mensaje.
A continuación, algunas expresiones de la jerga en El Salvador:
A calzón quitado: hablar con franqueza
Achis: falta de interés
A cucucho: llevar a alguien sobre los hombros
A disgusto / Acalenturado: estar enojado, padecer dolor o decaimiento
A gatas: caminar en cuatro patas
A güevo: expresión afirmativa que significa estar de acuerdo o que se asiente con alguien
Agüevado(a): que tiene la moral baja o está avergonzada
Amansalocos: bolillo o bastón de la policía
Arrimado(a): que vive de cuenta de otro(a)s y no hace nada
Atajar: atrapar algo o alguien
Baboso(a): que es torpe o sospechoso(a)
Baldoniar: llamar la atención, regañar a alguien
Bajar: mentir o engañar de forma cínica
Bamba: moneda antigua
Bayunco: que hace bromas salidas de tono, charlatán
Birria: cerveza
Birriondo: joven alocado y novio
Bisbiringo: que es inquieto o hiperactivo
Blanquillo: huevo de gallina
Bolado: desconoce, elude algo
Bolo: ebrio
Bochinchudo(a): busca problemas o pleitos, persona de mala mirada
Bonche: problema o altercado
Bola: dólar
Bombear: robar o apropiarse de algo ajeno
Buzo: atento o pendiente a cualquier situación
Cachete: mejilla
Cachimbon: que procede de buena forma o que sabe hacer muy bien las cosas
Cachudo: satanás
Camote: cuando un hombre tiene una erección
Carigüe: guiso de carne
Casaca: mentiras o farsas
Caliche: jerga
Cerote: palabra despectiva para decir tonto, excremento
Chapín: persona originaria de Guatemala
Cipote: niño o de apariencia juvenil
Chabacán: persona de malas costumbres
Chambón: que quedó mal hecho, que hace o trabaja a medias
Cheta: escupitajo
Chero: amigo
Cherche: pálido o de piel muy blanca
Chicha: bebida embriagante de origen nativo
Chiche: senos femeninos
Chicholes: caricias
Chismoso: entrometido o impertinente
Chivo: bueno o bonito
Chojoles: fríjoles
Cholco: que es mueco o no tiene algunos dientes
Chotiar: dar un paseo, salir de fiesta
Chucho: perro, persona tacaña, palabra que se le dice a alguien indeseable para alejarle
Chulunco: ropa corta usada por una mujer
Chungiar: burlarse o mofarse de algo o alguien
Chumpe: pavo
Chunche: objeto o cosa de dudosa procedencia
Chuña: persona que no usa zapatos o anda descalza
Coishco: coscorrón
Cuche: tipo de cerdo nativo o guanaco
Colín: machete
Cuca: órgano sexual femenino
Cuetiar: acción de disparar a algo o alguien
Culio: alguien con temor o miedo
Cuma: hoz
Cunetear: quedarse dormido al estar borracho
Curso: daño de estómago leve
Cucurucho: sombrero grande y de material delgado
Deadebis: que es de verdad o cierto
Dendioy: que sucedió hace muy poco tiempo
De choto: que algo es gratis
Dedo: espía o soplón
Dianches: ¡diablos! ¡No sé qué diablos voy a hacer!
Démosle: ponerse manos a la obra
Échate la manta: estar alerta o poner cuidado
Endamarse: acompañarse
Enchibolar: equivocarse
Embrocar: dar vuelta a una situación
Empinar: beber generalmente alcohol o cerveza
Enculado(a): que está muy enamorado(a)
Está perro: que algo es difícil de lograr o alcanzar
Falopear: fumarse un cigarrillo alucinógeno
Farolazo: dar un golpe con algún objeto
Federico: que una persona es fea
Fierro: órgano sexual masculino
Finuchis: tortilla de maíz rellena de queso por dentro
Fisiquear: salir a algún lugar solo o acompañado
Fogaz: caluroso o insolado
Foguial: espacio, lugar o situación cómoda o confortable
Fondiar: dormir profundamente
Fulear: llenar hasta el tope el tanque de combustible del auto
Furulo: persona de buenas ideas
Feria: centro de atracciones
Gañán: oportunista o vividor
Guaron: licor barato o de mala procedencia
Guarura: escolta o guardaespaldas
Guayaba: mentira o embuste
Guaypitos: trapos viejos
Güeso: empleo o trabajo
Haceme barra: estar o acompañar a alguien
Hacerse el gato bravo: apropiarse de algo ajeno
Hechar verga: trabajar
Hijuelule: expresión de asombro
Hocico: boca
Hoy es cuando chile verde: ¡Es el momento de actuar!
Hueco: persona engreída o presumida
Huesuda: muerte
Huiso: niño
Idiay: exclamación ¿qué sucede?
Iguanear: irse o abandonar el trabajo sin explicación
Íjole: expresión de sorpresa o disgusto
Incachable: que es inútil
Invion: envión, tomar impulso
Irse de culumbrón: sorprenderse de algo o alguien
Ispiar: espiar, observar cuidadosamente
Ite: expresión ¡Vete!
Izalqueño: brujo o hechicero
Jaiba: órgano sexual femenino
Jalar el aire: llamar la atención, regañar o sermonear
Jincho: persona apenada o con poca confianza de algo
Jodógues: “perros calientes", pan con una salchicha al medio
Juelmaiz: expresión vulgar “hijo de puta”
Julia / Jura: policía
Jumanji: que algo es estúpido
Lambido: que no tiene dinero o recursos económicos
La metiste: que algo se hizo bien o muy bien
Lana: dinero
Leño: órgano sexual masculino
Lépero: vulgar u ordinario
Lersi: ladrón
Lips: club nocturno
Liso: persona mal educada
Luzaso: idea genial que ocurre de repente
¡Ma!: expresión que significa ¡Toma!
Macanudo: que algo es excelente
Macho sin dueño: que no sigue órdenes o hace lo que se le da la gana
Macizo: expresión que significa jefe
Maiceado: palabra que significa alimentado
Mazo: Revólver o pistola
Mojar la hilacha: tener relaciones sexuales
Mojarra: persona que es inmigrante
Momoroco: inútil, torpe
Morder el leño: recibir una derrota por quien se pensaba era débil
Nachas: nalgas o posaderas
Naco: que se queja mucho
Napiras: glúteos o nalgas
Nasty: que la apariencia de una persona no es buena
Nomasito: que un lugar o cosa está cerca
Nombe: negación o rechazo de algo que se afirma
Nonis: que es impar
Nuayo: no se encuentra algo
Ñánaras: tener nerviosismo
Ñeque: que algo es de gran relevancia
Omg: ¡oh my god!
Once de luna: fase de la luna para sembrar o engendrar según creencias
Otranviki: expresión abreviada de “otra vez”
Pisto: dinero
Pasearse: arruinar o deshacer lo que otro ha hecho bien
Paja: mentira o locura
Papusa: órgano sexual femenino
Para ayer: que se debe hacer de forma inmediata
Peguémole: irse o trasladarse de lugar o hacer un cambio
Penquiar: golpear
Pisar: tener relaciones sexuales
Polarizadas: cerveza en botella
Ranear: cansarse de hacer algo
Raliar: hablar mal de alguien, criticarle
Salvequear: chantajear
Ser dedo: que acusa a alguien
Shuco: comida típica con fríjoles y chile
Se la pica: que alguien es presumido
Spider: orinar
Taleguiar: golpear, pegar
Trompudo: expresión que significa enojo o molestia
'Ta Vergón: expresión que significa que se hizo algo bien o que algo es complicado
Tirisia: mal humor
Utualito: hacer algo en el momento indicado
Vivián: que vive de otras personas
Vendaje: algo que se recibe adicional a la consecución de algo
Virgo(a): que es muy vulgar o soez
Ya está para el tigre: que está cerca de la muerte
¡Ya comió zompopos!: expresión para referirse a un joven de voz ronca o fuerte
Yina: sandalias de uso común
Yuca: que una situación es difícil
Zumba: estar borracho o ebrio
Zarzeta: persona necia o terca